Aves

La inmunidad, la salud y la producción de las aves son algunos de los factores que desafiarán el futuro crecimiento de la industria. Muchas enfermedades transmitidas por los alimentos y zoonosis, emergentes y reemergentes en todo el mundo, están estrictamente relacionadas con la avicultura. Un brote de una enfermedad transmitida por los alimentos es un incidente durante el cual al menos dos personas contraen la misma enfermedad a partir del mismo alimento o bebida contaminados. El desarrollo de estrategias para eliminar y controlar los patógenos transmitidos por los alimentos, al tiempo que se abordan los peligros para la salud pública relacionados con el consumo de alimentos con altos residuos de antibióticos y la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos, siguen siendo retos críticos para la industria.

La colibacilosis es la enfermedad bacteriana más común en las aves y está causada por la Escherichia coli patógena aviar (APEC). Puede estar presente en aves de todas las edades. La APEC es de naturaleza oportunista y puede crecer rápidamente en condiciones de estrés. La exposición inicial a la APEC puede producirse en la planta de incubación a partir de huevos infectados o contaminados; sin embargo, las infecciones suelen desencadenarse por enfermedades inmunosupresoras como la enfermedad infecciosa de la bolsa, la enfermedad de Marek o la anemia del pollo. La colibacilosis es una causa importante de morbilidad, mortalidad y pérdidas económicas para todo tipo de aves en todo el mundo.

Otra de las bacterias más comunes en las granjas avícolas es la Salmonella, que es patógena tanto para las aves como para los seres humanos. Aunque el hábitat objetivo de la Salmonella es el tracto gastrointestinal, está ampliamente presente en la naturaleza y constituye un importante peligro microbiano en la alimentación animal, ya que puede persistir durante largos periodos de tiempo. Las bacterias pertenecientes al género Salmonella son responsables de diversas enfermedades agudas y crónicas en las aves. Además, las parvadas infectadas con este patógeno son el principal reservorio zoonótico que puede transmitir la infección a los seres humanos a través de la cadena alimentaria, lo que supone también un grave problema sanitario. Los síntomas potenciales de la presencia de Salmonella en las aves son: somnolencia, acurrucamiento, crecimiento deficiente, diarrea blanca calcárea, deshidratación, reducción de la producción de huevos, aumento de la mortalidad. Los síntomas de la salmonelosis, especialmente a nivel subclínico, pueden pasar desapercibidos y no reconocerse como causados por la bacteria Salmonella , mientras que el organismo del ave está utilizando sus recursos vitales para luchar contra la bacteria en lugar de utilizarlos para el crecimiento y la productividad. Esta bacteria causa alteraciones significativas en el intestino del pollo y debilita la salud general del ave.

La Salmonela es la causa más notificada de brotes de origen alimentario en la Unión Europea: casi uno de cada tres brotes de origen alimentario en la UE en 2018 fueron causados por esta bacteria. Esta es una de las principales conclusiones del informe anual sobre tendencias y fuentes de zoonosis publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC). En 2020, los Estados miembros de la UE notificaron 3.166 brotes de origen alimentario que afectaron a 22.010 personas. Más de 56% de los brotes estuvieron relacionados con la Salmonella.

En Estados Unidos, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha citado alrededor de 1,35 millones de casos de infección por Salmonella y aproximadamente 420 muertes en Estados Unidos cada año.